Vino de crianza, exclusivamente oxidativa, obtenido partir de la uva homónima, sometida al proceso tradicional del “soleo”, con el que se logra una intensa pasificación del fruto.
Tras el prensado se obtienen unos mostos de gran concentración de azúcares y un cierto nivel de coloración, el cual se somete a fermentación alcohólica parcial, detenida en su caso mediante la adición de alcohol vínico. Esta vino tan original, se consigue envejecer en las criaderas y solera por añadas de 5 años. De este modo, existen soleras de Pedro Ximénez de 5, 10, 15, 20 y 25 años.
Su color ébano con irisaciones yodadas, conforman una lágrima muy amplia, aportando una sensación visual de gran densidad. En su aroma predominan las notas dulces de los frutos secos, como el de las pasas, dátiles o higos, junto la miel, frutas o confituras. En boca resulta aterciopelado y untuoso, con final largo y sabroso.
El un vino de postre, ideal para combinar con chocolates amargos, helados o quesos, como el Roquefort.